jueves, 9 de enero de 2014

Creer en las personas

Gregorio Conejo dio su palabra, la cumplió
y ayudó para hacer feliz a nuestro amigo Antonio
El Real Betis había perdido la final de la copa del Rey de 1997 por 3 a 2 ante el FC Barcelona. Ese día, un gran amigo mío y gran bético sufría un grave problema de salud. Antonio Garrucho no pudo siquiera ver el partido. 
Salió adelante tras tener que trabajar mucho para recuperarse. Durante el lento proceso quisimos animarlo con una sorpresa. Al principio pensamos que fuera una camiseta del por entonces ídolo bético Alfonso Pérez Muñoz, dedicada. Lo intentamos a través del periodista de Radio Sevilla José Antonio Sánchez Araujo, pero en aquellas fechas su relación con algunos miembros del club verdiblanco no era del todo fluida. 

Alfonso Pérez protagonista de la sorpresa
Entonces a Paco "El Melli" se le iluminó una bombilla en su cabeza. ¿Por qué no llamamos a Gregorio Conejo? Gregorio Conejo era consejero del Betis de Lopera, cabeza visible del club, siempre en todos los medios de comunicación sevillanos. Y había estado alguna que otra vez comiendo en Los Mellis. Tan buen trato dimos y recibimos que una de las veces, Gregorio Conejo nos dejó su tarjeta con su teléfono personal para "cualquier cosa que se os ofrezca". Y como no teníamos nada que perder, descolgamos el teléfono y llamamos a Gregorio. Le explicamos la situación y le pedimos que nos asesorase de qué manera podíamos hacernos con una camiseta firmada por la estrella bética. Pero cuál fue la sorpresa que al otro lado del teléfono Gregorio nos dijo, si tan importante es para vosotros, voy a llamar al chaval que está lesionado, y si no tiene inconveniente el domingo estamos ahí para la hora de comer. Nunca pensamos que la palabra de este hombre fuera signo de compromiso tal. Pero así fue. Ese domingo a mediodía, en un momento que no había muchos clientes en el bar, miro hacia la puerta y por la misma entran Alfonso Pérez Muñoz y su esposa acompañados por Gregorio Conejo. Me dio un vuelco el corazón. 
Antonio Garrucho, gran amigo
Terminaron de almorzar y tuvieron la amabilidad de charlar un buen rato con Antonio y algunos de sus familiares. Alfonso le firmó una botella de vino y deseó lo mejor para la recuperación a Antonio. 
Y es que lee uno la prensa, o mira las noticias en la tele con tanta corrupción, condenados, imputados, jueces y juzgados... que nadie conoce a nadie...
Por eso, recuperar en mi memoria estos momentos de emoción te hacen mantener la confianza en las personas. En los buenos corazones. En la palabra.