viernes, 12 de diciembre de 2014

IES Rafael Antonio Carmona Brito

Y el centro llevó su nombre. La situación en el mapa de Cazalla de su casa, en la que creció y vivió, en el Carmen, en las conocidas como Casas Baratas, determinó una especial relación con el Instituto, edificio colindante, y por consiguiente, con las personas que forman y formaron parte del mismo durante más de 40 años. 
Desde pequeño, Rafael Antonio Carmona Brito estuvo unido al Instituto, primero de formación profesional, luego de enseñanza secundaria, en cuerpo y alma. 
Él, que por su discapacidad, en aquellos tiempos, no tuvo una formación reglada, sí se esforzó por aprender a leer y escribir. Presumía orgulloso cuando leía un cartel en un tablón de anuncios o deletreaba alguna palabra que un alumno cualquiera, que pasaba por allí, le ponía para tal fin. 
Le encantaban los libros, de Historia, sobre todo, en los que se detenía a mirar fotos o cuadros, láminas de romanos (a los que admiraba) o de catedrales, o de Semana Santa (otra de sus pasiones). 
Era su "trabajo". Se levantaba a diario con la, autoimpuesta, obligación de servir al Instituto. Vigilaba más que nadie, fue ayudante del portero, del conserje, de las limpiadoras, del administrativo, del director... siempre atento, siempre pendiente de que los alumnos no se saltaran las clases y no salieran del centro fuera de su hora. 
Todos los que lo conocieron tendrán la imagen de Antonio comiendo su manzana del mediodía, durante el recreo. Generaciones y generaciones de alumnos que lo vieron como uno más, un eterno “repetidor”, orgulloso de emplear su tiempo en ser parte, digna, de la educación de los jóvenes de Cazalla.