Acababa de leer las últimas palabras de Sarah Avenzoar, una médico sevillana del siglo XII, protagonista de la novela "La última noche", a la que dio vida ficticia, y muerte, otro médico, Francisco Gallardo. A su consulta fue a tratar una lesión en la rodilla. Una lesión deportiva. Y claro, de medicina deportiva, Francisco Gallardo sabe y mucho. En su curriculum está nada menos, entre otros méritos, el haber servido a la selección española de baloncesto y al club Baloncesto Sevilla, otrora Caja San Fernando. El recuerdo de jugadores de los inicios del club que dirigiera desde el banquillo Alberto Pesquera, trajo a la memoria del paciente aquel partido de noviembre de 1989 en el que un recién ascendido a la ACB, Caja San Fernando, jugaba contra el imbatido hasta ese día Forum de Valladolid. Se enfrentaban en el pabellón de San Pablo el último contra el primero del grupo A2 de la máxima categoría del baloncesto en España. Vestían de morado el gigante lituano Arvidas Sabonis y su compatriota Valdemaras Homicius. Dos jugadores, sobre todo el primero, que un aficionado en Sevilla y los alrededores no podían perder la oportunidad de verlo en directo.
Así que la Diputación Provincial de Sevilla regala entradas a los distintos Ayuntamientos de los pueblos para que los jóvenes jugadores que practican este deporte en las escuelas municipales puedan asistir al partido y así poblar las gradas de un público joven y entusiasta que anime al equipo local.
La convocatoria surte efecto y en Cazalla de la Sierra se llena un autobús para ir a ver el partido. Pero hay un pequeño problema. Es martes. En teoría no tendría por qué serlo. Pero en el caso de nuestro paciente si. El instituto de Cazalla está en obras por lo que sus alumnos tienen que compartir el colegio público del Moro con sus habituales inquilinos, por lo que deben cursar sus clases en horario de tarde, de 3 a 9. Ahí es donde radica el problema. El autobús sale a las 5 y media y nuestro paciente, que cursa primero de BUP se ve en la tesitura de asistir a clase o irse a Sevilla a ver el partido.
Se presenta en el colegio como siempre unos 20 minutos antes para jugar la pachanga de todos los días en la canasta que está junto a la casa de Monte. Ese día, además de los libros, lleva un bocadillo y un zumo en la mochila. Pretende hacer rabona. Empieza la jornada escolar con la clase de Historia y luego Música a segunda hora. A tercera tiene francés de 5 a 6. Su amigo Fali, que también quería ir al partido, pregunta a la profesora Estrella que le deje salir 30 minutos antes. - "Si entras te quedas hasta el final de la clase" - responde la profesora. La decisión la toman en décimas de segundo. Faltan a francés. Y a Matemáticas y a Lengua... Es que era la primera vez que iba a ver Baloncesto del bueno en directo. Y ese argumento, para un chico de 14 años, podía más, en ese momento, que volver a escuchar al profesor Pacetti decir aquello de "la débil junto a la fuerte, si se carga, acento tiene".
Nada más llegar al pabellón, se sentaron detrás de una de las canastas. Los jugadores calentaban en la pista mientras el Fali, cuyo único equipaje era el libro de Ciencias Naturales, ya se había comido la mitad de varios bocadillos de generosos compañeros.
Bajaron a pie de pista. Allí pudieron comprobar las dimensiones reales de los jugadores de baloncesto profesionales. El Caja acababa de cambiar de americano. Los dos fichajes de inicio de campaña parecían no funcionar. Se echaba de menos a Abdul Jelany, con el que se consiguió el ascenso a la ACB y los dos refuerzos no parecían cumplir las expectativas. De hecho, uno de ellos, fue cortado. Aquel americano pelirrojo de 2,03 Stroeder ya no jugó contra el equipo de Valladolid y quien sí lo hizo fue otro americano, un saltarín de dos metros pelados, Pat Durham. Al otro americano fichado a principios de temporada, Dan Bingengeimer (Bingo) se le daba otra oportunidad, que pasaba por defender nada más y nada menos que a Sabonis. Decían que el lituano estaba lesionado, por eso había fichado por el Forum, un club de nivel medio de la liga española mientras hacía trabajo de recuperación. Pero viéndolo jugar, no parecía estarlo.
El Caja, animado por los 5000 espectadores que se dieron cita en San Pablo estaba jugando bien. El enfrentamiento directo entre Bingo y Sabonis caía del lado pucelano, aunque el americano no se quedaba atrás. 31 puntos metió para quedarse muchos años en Sevilla. Y sí, fue superado muchas veces por Sabonis, pese a la defensa por delante que le hizo y las ayudas, sobre todo de Llano y Durham. Pero el lituano destapó el tarro de las esencias con sus 44 puntos en jugadas de todas las formas y colores. En una de ellas cogió dos rebotes ofensivos que sacaba a la línea de tres puntos donde Homicius fallaba una y otra vez, hasta tres triples seguidos.
El Caja achuchaba, se escapaba un poco en el marcador, pero el Forum recuperaba los puntos y ponía de nuevo el partido igualado. Con este tira y afloja o toma y daca, dos frases hechas, se llega al último minuto, en él, Llano falla un gancho y un jugador vallisoletano mete un triple para poner a su equipo tres arriba a falta de escasos 5 segundos. Parecía todo perdido después de tanto esfuerzo. Pat Durham saca entonces de centro, con un pie en un lado del campo y el otro pie en el otro y Sabonis delante. Hay jugada para el 7, Javi García. Saca el americano, le da el balón a García que está casi en el circulo central. Este sale como una exhalación hacia la canasta y en carrera se levanta de tres y anota. Empata el partido a 86 y fuerza la prorroga. Los jugadores corren hacia el banquillo a celebrarlo. El público se vuelve loco y los jóvenes de la escuela deportiva de Cazalla se abrazan y gritan de júbilo. Al final, en la prórroga, el Caja hace efectivo el factor remontada y gana 99-94.
Los niños y niñas de Cazalla regresan a casa, a la que llegan pasada la 1 de la madrugada. El Fali se marcha con su libro de Ciencias Naturales bajo el brazo. Mientras el paciente se sienta en un banco en el Concejo 5 minutos antes de llegar a casa. Quiere detener el tiempo un ratito más. El viaje, el partido, Sabonis, Bingengeimer, el Caja San Fernando, el pabellón, Baloncesto en Sevilla, Javi García, el empate, Pat Durham, Chus Llano, la prórroga, Chinche Lafuente, Alberto Pesquera, la victoria, Pepe Lorente, Paco Gallardo... Definitivamente, la rabona por Baloncesto, había merecido la pena.
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